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Por eso los levitas no tienen patrimonio alguno entre sus hermanos, pues el Señor es su herencia, como él mismo lo ha declarado.

Las demandas del Señor

10 «Yo me quedé en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, como hice la primera vez, y también esta vez el Señor me escuchó. Como no era su voluntad destruiros, 11 el Señor me dijo: “Ve y guía al pueblo en su camino, para que entren y tomen posesión de la tierra que juré a sus antepasados que les daría”.

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